Es una buena noticia, una muy buena noticia. Adela Cortina, catedrática de Filosofía Moral en la Universidad de Valencia, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Ensayo. ¡Enhorabuena!
Y que una obra de ética tenga este premio es, sin duda, algo notable. En estos tiempos que corren, la ética no sólo es necesaria, sino que resulta absoluta y radicalmente imprescindible para hacer que este mundo sea un poco mejor, que no de igual una cosa que otra, que pongamos fin a las acciones malvadas, interesadas e insolidarias y que, de una vez por todas, nos embarquemos en un ilusionante proyecto de mejora de nuestra misma humanidad.
Reproducimos aquí un fragmento de un artículo escrito por Jacobo Muñoz, titulado como la obra de Cortina "¿Para qué sirve realmente la ética?", publicado en El Cultural el 19 de Julio de 2013:
«En uno de sus libros tempranos, prologado por López Aranguren, Adela Cortina (Valencia, 1947) definía la ética como una suerte de reflexión filosófica sobre la moral realmente vivida. Y así, si hablar de moral sería hablar del comportamiento humano en cuanto caracterizable como bueno o malo, tomando en consideración los códigos o principios que lo orientan, la "ética" o "filosofía moral" supondría un "segundo nivel reflexivo acerca de los juicios, códigos y acciones morales ya existentes, a los que elevaría a consciencia y, en definitiva, clarificaría. En este sentido, la ética sería algo así como una teoría filosófica de la acción humana. Una teoría que no ignoraría el carácter contigente de su objeto.
Muchos años, y muchos libros después (...) Adela Cortina vuelve sobre su gran tema, la ética, centrándose en su utiilidad, que es, -nos dice ahora- la de nuestra propia capacidad moral, que debemos convertir en algo máximamente fecundo o rentable. (...) Adela Cortina nos recuerda ahora que "la ética sirve para apostar por una vida feliz, por una vida buena, que integra, como un sobreentendido, las exigencias de la justicia y abre camino a la esperanza". Y no sólo eso. Porque también vendría a servir, según nuestra autora, para resolver, encauzar y enderezar otras muchas cosas, no menos importantes, hasta el punto de dar al lector la impresión de que la ética sería una especie de curalotodo mágico, tan "útil" o tan "rentable" como para suturar potencialmente todas nuestras heridas. Y así, serviría para abaratar costes, crear riqueza y enseñar a priorizar invirtiendo en lo que realmente "vale la pena", como serviría también para intentar forjarse buen carácter, para recordar que los seres humanos necesitan ser cuidados y están, a la vez, hechos para cuidar de próximos y no tan próximos, para recordar que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual, para ser protagonista de la propia vida y para aprender a degustar lo que es valioso. Pero la ética sirve también, para Cortina, para "cambiar las tornas y tratar de potenciar las actitudes que hagan posible un mundo distinto". Nada menos. (...)»
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