El pasado 26 de Enero nació en el hospital francés Antoine Béclère el pequeño Umut-Talha ("nuestra esperanza" en turco). Sus hermanos mayores padecen una enfermedad genética de la sangre, llamada beta-talasemia, y los padres decidieron tener este hijo como un "bebé de doble esperanza": además de ser recibido con todo el amor por ser una nueva vida, la sangre del cordón umbilical servirá para intentar curar a sus hermanos. Para ello, los padres han tenido que recurrir a una fecundación in vitro, y a un diagnóstico preimplantatorio, para determinar si el embrión estaba sano y si era un donante compatible.
Es la primera vez que se realiza esta técnica en Francia, donde la ley lo permite desde 2004. Y aún es una técnica poco extendida en el mundo.
El debate ético sobre esta posibilidad se encuentra ya en su misma denominación: se les ha llamado "bebés medicamento", pero también "hermanos salvadores" (saviour siblings). Quienes se oponen a este procedimiento subrayan el hecho de que al realizar un diagnóstico preimplantatorio se descartan aquellos embriones que no están sanos o que no son compatibles, lo cual supondría una forma de discriminación. Además, consideran que esta "utilización" del hijo con el fin de salvar a su hermano, no es aceptable porque supone una instrumentalización del ser humano.
Para sostener esta última afirmación suelen recurrir al filósofo I. Kant, quien, en una de sus formulaciones del imperativo categórico, establecía una obligación de respeto a la dignidad de las personas. El valor intrínseco de los seres racionales implica que no pueden ser usados o instrumentalizados al servicio de otro fín. Es lo que se resume en el mandato:
«Obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.»
Sin embargo, suele haber una equivocación importante en la interpretación de este imperativo kantiano. Es verdad que Kant promueve una ética del respeto a los seres racionales, sin embargo, nuestro filósofo es más profundo de lo que se suele entender y ese matiz de la frase donde se dice "nunca solamente" es determinante.
Kant parte de la experiencia moral que tenemos todas las personas. Y en ella observamos que, continuamente, nos "usamos" los unos a los otros: el profesor es "utilizado" por sus alumnos para aprender cosas, el médico es un "medio" para el paciente que desea restablecer su salud, el conductor del autobús "sirve" para llegar al destino, etc. Todos somos medios para otros. Todos aportamos cosas y servimos a fines distintos de nosotros mismos. Lo que Kant quiere decir no es que todo esto sea incorrecto, sino que lo éticamente objetable es que solo considerásemos a las personas como medios, sin respetar su condición y su dignidad. No podemos tratar al conductor igual que tratamos al autobús, porque el conductor es una persona que merece respeto, es un fín en sí mismo, y el autobús es un objeto, es un medio. Confundir ambas cosas es un grave error. No debemos cosificar al conductor, no debemos instrumentalizarlo tratándolo como un mero medio. Pero no por ello podemos decir que el hecho de que sea, además de un ser con dignidad, un medio para nuestros fines, sea algo inmoral.
Por si todo esto fuera poco, las razones por las que alguien pueda desear tener un hijo están en un terreno privado y personal, y sólo pueden ser objeto de promoción, no de exigencia externa. No obstante, esto se mueve en otro nivel de argumentación que no abordaremos aquí.
Comprendido adecuadamente el contenido del mandato kantiano, parece claro que la decisión de unos padres de concebir un hijo que pueda ser la esperanza de salvación para un hermano enfermo, sólo podría considerarse una instrumentalización en el caso de que los padres quisieran a este bebé solo como medio para curar a sus otros hijos. Y curar a un hijo enfermo es, sin duda, un fin noble y legítimo. Sin embargo, se puede pensar que estos padres querrán a su hijo por sí mismo y, aún más, por ser el artífice de la salvación de sus hermanos. Será un "bebé de doble esperanza". Y esto, más que nada, parece un inmenso acto de amor.
miércoles, 9 de febrero de 2011
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